miércoles, 11 de enero de 2012

APACHITA o APACHETA

Una prominente apachita, con ofrendas de materiales modernos.

Muchos pobladores de los países que corresponden a la región de la Cordillera de los Andes (principalmente de Ecuador, Bolivia, Perú, Chile y Argentina), tienen como costumbre depositar piedras en la cima de una colina que acaban de recorrer, como agradecimiento a los apus, por una feliz travesía. Es así que del agregado continuo de los viajeros o caminantes, de piedras sobre piedras;  se han constituido verdaderos montículos en los bordes de las carreteras, a veces de tamaños considerables. Esta experiencia lo pudimos apreciar por ejemplo, en la ruta Lima-Arequipa, en la región correspondiente al ingreso de la Ciudad Blanca (Arequipa). Nos referimos a las zonas elevadas a los lados de la carretera, donde se aprecian, columnas de piedras superpuestas, en grandes cantidades.

Podríamos aclarar que existen formas o disposiciones en una apachita. Es así que pueden ser de dos formas:

  • Una de ellas, muy simple, en forma de columnas, donde la piedra mayor está en la base y a medida que ascendemos, se reduce el tamaño de las piedras. Estos se constituirán en Apachitas de aproximadamente 0,5; 1  ó  2 metros de altura. (por lo general, realizado por una sola persona o caminante).
Observemos el siguiente explicativo, a cargo del autor del blog, sobre la cima de lo que fue una fortaleza pre-inca, perteneciente a una civilización local (el señorío Colli), en Lima-Perú. Es la representación personal, en agradecimiento por haber tenido una travesía en solitario, sin contratiempos, ni peligros, sobre todo lo alto de este sitio: 

A continuación, acerca de este tipo de apachitas, lo pudimos hallar en la red. Situaciones como ésta, se repiten de manera espontánea, en muchas partes de la región andina peruana:

  • Por otro lado, las estructuras de mayores dimensiones, serán las que forman montículos a manera de un cono, llegando a tener casi 3 metros de altura, con una base de 10, que lo sostiene. Estos, en sentido estricto, son las denominadas grandes apachitas o apachetas, que se aprecian en las imágenes inferiores o al inicio del presente informe.


UBICACIÓN

La apachita o apacheta andina, es un montón de piedras de campo que en los Andes se ubica junto al camino, en los puertos y abras de una serranía por donde se pasa de uno a otro valle, o del valle a la puna. Se cree, que en sus inicios prehispánicos, fue un tipo de estructura incaica, porque se la encuentra a la vera del Cápac Ñan y sus múltiples ramales, la ruta que unía el Cusco con las poblaciones gobernadas por los incas.

Desde finales del  siglo XVI y hasta la actualidad, el nombre del monumento continuó siendo “apachita” o “apacheta”. Allá por el siglo XVI, se describía a la apachita, como lo siguiente:
  • Era una huaca o sitio donde los indígenas rendían culto a las divinidades locales. 
  • Dicha huaca había sido hecha por seres humanos, a diferencia de las huacas naturales como eran los nevados, grandes ríos, el mar, etcétera. 
  • Estaba formada por un montón de piedras. 
  • Cada indio que pasaba agregaba otra piedra al montículo, que siempre estaba junto al camino; también dejaban allí ojotas gastadas, flores, leña, sogas tejidas a la izquierda, plumas de colores, el acullico de coca o maíz, pelos de las cejas o cabellos; mientras, decían una oración o, escarbando la tierra, contaban “sus travajos o prosperidades a la dicha guaca” (Albornoz, 1967[1568]: 19). 
  • Estas ofrendas, según cada cronista, podían estar destinadas a una huaca imprecisa, al viento, a “los dioses de los caminos”, a “las cosas que los indios temen”, al dios Pachacamac o al Sol. 
  • Como algunos montículos de piedras no se encontraban en lugares que estaban junto al camino ni en las abras, se dijo también que el monumento podía ser el resultado del capricho de cualquiera que hubiera reunido piedras, en alguna parte; y luego, automáticamente, cada quien que pasaba dejaba un guijarro. 
  • Por ser obra humana podía, y debía, ser destruida con facilidad. 
  • En cuanto a su origen, los indígenas decían, a los evangelizadores, que los incas les habían obligado a construir estos montículos de piedras. Posteriormente, aceptaron ponerle encima una cruz, para darle espíritu cristiano.

Al repasar estos datos hay que tener en cuenta que en el siglo XVI se llevó a cabo una campaña de evangelización y extirpación de idolatrías, uno de cuyos resultados fue que las divinidades andinas continuaron recibiendo ofrendas, pero con más recato. Por eso, después de 1570 y hasta cerca de 1620, se decía, ampliamente, que las apachitas eran “lugares para dejar ofrendas” y “dar gracias por haber llegado hasta esa altura”.

Resumiendo, apachita es un monumento andino, que responde a un concepto andino que en la actualidad puede estar relacionado con el deseo de tener un buen viaje y la challa a la Pachamama; pero que en su origen no fue otra cosa que un montón de materiales acarreados para edificar usnos o puestos de vigía, en los puntos estratégicos de los caminos incaicos.

Apachita en medio de un extenso paisaje (Tacna)

Apachita en medio de los apus tutelares (Tacna)

INFORME ADICIONAL:

A continuación reproducimos, casi en su totalidad un estudio realizado por la Lic. Christian Vitry  y publicado en la página del Museo de Antropología de Salta. Se hace una revisión que complementa lo que hasta ahora, se viene desarrollando:


LA APACHETA, santuario de piedra

"Mandó Topa Inga Yupanqui que los yndios de tierra caliente o los yndios de la cierra fuesen a lo callente, llegasen al apachita [adoratorio]. En ello adorasen al Pacha Camac [creador del universo] y por señal amontonasen piedra; cada qual llevase una piedra y lo echasen en ella y por señal dexasen flores o paxa (paja torcido a lo esquierdo. Hasta oy lo hazen los yndios deste rreyno este uicio de apachita."
Felipe Guamán Poma de Ayala (1613):236.


Al llegar don Tomás al abra pacientemente se bajó de su mula, sacó de las alforjas una piedra blanca recogida en el camino, una botella de ginebra y un paquete de cigarrillos, mientras masticaba el acullico de coca como queriéndole extraer todo el zumo a las hojas. Se dirigió hacia la apacheta, se arrodilló con un sublime respeto y depositó la piedra en ella. El silencio se adueñó del paisaje y hasta el viento cesó como respetando la ancestral ceremonia del anciano. Tomás abrió la botella de vidrio verde y roció la bebida alcohólica sobre el montículo de piedras, echó un sorbo y la dejó al costado; escupió el acullico de coca sobre la apacheta y encendió un cigarrillo mientras en sus labios se dibujaba la palabra pachamama. Luego de unas pitadas, corrió una roca de la base de la apacheta y sobre el arenoso terreno introdujo el cigarrillo encendido con el filtro enterrado, como queriéndole dar de fumar a la tierra. Sacó de su bolsillo un puñado de hojas de coca, seleccionó dos o tres y tomándolas con las dos manos, mientras rezaba en voz baja una oración, estiró los brazos dirigió las hojas y su mirada hacia el cielo primero y luego hacia la apacheta, repitiendo esta acción rápidamente unas tres veces, finalmente depositó las hojas entre las blanquecinas rocas del pétreo altar. El cigarrillo se había consumido. El anciano se incorporó, recogió la botella y la introdujo en la alforja, ciñó la montura de su animal aprestándola para el descenso, montó la mula y rompiendo el silencio dijo ¡sigamos!. El viento, cual cómplice del rito empezó a soplar y el atardecer dibujaba largas sombras en el quebrado paisaje. Todo parecía estar preparado para este diálogo telúrico entre el anciano y la madre tierra, cuyo interlocutor parecía ser la apacheta.


En el mundo andino la roca es un objeto de culto, que posee un simbolismo y trascendencia difíciles de comprender para nuestra mentalidad citadina. 

¿Qué son las apachetas y dónde se encuentran?

Las apachetas son montículos artificiales formados por la acumulación intencional de rocas de diferentes tamaños que puedan ser transportadas por lo hombres; su forma es más o menos cónica y se encuentran ubicadas a los costados de las sendas y caminos de la cordillera. Generalmente se hallan en las abras, portezuelos, partes altas de una cuesta y escasamente en lugares llanos.

Los tamaños de las apachetas son muy diversos, ya que van desde pequeños montículos de escasos centímetros de altura con respecto al suelo, hasta enormes volúmenes rocosos cuya base puede llegar a tener un diámetro aproximado de 10 metros y una altura de tres metros; tal es el caso de la apacheta del abra del Acay, una de las más grandes conocidas en los Andes. Poseen una base amplia debido a los permanentes derrumbes, ya que no es costumbre reconstruirlas.

Apacheta del abra del Acay (en la Prov. de Salta, Argentina)

No existen estudios científicos realizados sobre las apachetas y muchas veces se las confunde con los mojones, que son similares pero guardan importantes diferencias morfológicas y funcionales, siendo éstos más comunes y numerosos que las apachetas.

Las apachetas son objetos dinámicos en tanto crecen por el aporte de rocas de los caminantes y su tamaño está directamente relacionado con la transitabilidad de la comarca.
Por lo general están formadas por rocas de colores claros provenientes de otros lugares, las que son transportadas por los viajeros con la finalidad de ser depositadas en esos espacios de altura consagrados al culto. En la actualidad, entre las rocas se pueden observar algunas ofrendas modernas como botellas de vidrio, latas de conservas, acullicos de coca, colillas de cigarrillos y huesos de animales. Existen además objetos arqueológicos pertenecientes a las culturas precolombinas, tales como restos de cerámica, lascas e instrumentos líticos entre los más comunes.

Los espacios donde se emplazaron las apachetas, fueron y son considerados sagrados. Lugares construidos y espacios organizados por determinados grupos sociales, quienes los dotaron de significación y, a través de los ritos, renuevan permanentemente su vigencia en el tiempo y confirman su necesidad social. El análisis del lugar donde se construye la apacheta tiene sentido porque fue cargado de sentido, porque en él se identifican los individuos y se relacionan, compartiendo una historia en común.

Al estar demarcando cambios espaciales, se desprende con cierta claridad los principios de percepción cultural relacionados a:
  • Límites transicionales (punqu),
  • Como así también a la noción de encuentro (tinqu
Por ello, en estos lugares es donde se realizan peticiones y se entregan ofrendas a estos marcadores espaciales que indican el término de un espacio y el inicio de otro. Las peticiones que se realizan en las apachetas están muy relacionadas con el viajero y obviamente con las sendas y el camino, ya que las mismas se relacionan con el descanso, las fuerzas para continuar, la protección, la salud y el permiso para ingresar a un lugar nuevo.

Respecto a la elección del lugar de ubicación de las apachetas, "...las apachetas no señalan los puntos más altos, sino los lugares desde los cuales uno descubría un nuevo horizonte o un accidente capital de la naturaleza".

La Lic. María Cristina Bianchetti con relación al origen de las apachetas opina que el mismo se encuentra en los "usnos" o altares de sacrificios; "Al respecto dice Santa Cruz Pachacuti que Sinchi Ruca Inca. 2da. Inca, al hacer la conquista de los territorios enviaba a sus capitanes e indios con la orden de construir en las quebradas 'Usnus' que 'son unas piedras puestas como estrado'. Se le dio el nombre de 'apachita' 'y los puso un rito que cada pasajero pasase con piedras grandes para dejar para el dicho efecto necesario ya declarado' ...Y que 'todos los soldados los echasen las cochachos [bolos de coca o acullico], cocas mascados al cerro por donde pasaron'. La creencia general era que 'los apachitas (...) respondía 'Norabuena' ...', permitiéndoles continuar el camino sin dificultades.". (Bianchetti, 1993:14).

Pachacuti Yamqui (1613) opinaba que la apacheta era una invención de los incas; apoyando esta opinión el arqueólogo John Hyslop (1992) comenta al respecto que "...su distribución es a grandes rasgos similar a la del territorio mismo del Tawantinsuyu, y su construcción puede haberse difundido con el crecimiento del sistema vial inkaico".

La apacheta, detrás de su sencilla forma, atesora secretos de la cultura americana que posiblemente nunca lleguemos a conocer ni comprender.

Don Tomás Apaza nos permitió presenciar su ofrenda en un abra ubicada en los contrafuertes del Nevado de Cachi y nada más. Solo silencio y miradas de connivencia (disimulo ante los procedimientos rituales).

Hoy, él forma parte de la tierra a la que tanto respetó y veneró durante su vida. Soterradas quedaron las oraciones aprendidas de sus antepasados, como también el secreto de las apachetas.

Ritual andino que, aún hoy, se practica entre los pobladores y caminantes de la región andina.

PD;  

  • Acullico de coca: (es también llamado “chacchar la coca”): Masticado de coca. 



NRMQ

Fuentes:

  • Museo de Antropología de Salta: LA APACHETA, santuario de piedra, del Lic. VITRY, Christian.
  • Vídeo de Arcana24: Apachita Ritual Preincaico Arequipa.
  • Aportes en los términos quechuas: QUISPE MAMANE, Abelina. 
  • Diseño y agregados del autor del presente blog.  




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